Llamamiento a los Creyentes de Europa occidental
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Freddy Malot – octubre 1999
Editiones de la Evidencia – 2010
2 montée de la Rochette, 69 300 Caluire
A vuestras almas, Ciudadanos !
- Lutero mandando quemar las Decretales
- Juan Calvino, el Reformador de Ginebra
- Calvino negando la cena a los libertinos
- Triumfo de la Laicidad tolerante
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Esto es un llamamento a los Creyentes de Europa occidental.
Par empezar, una buena nueva : nosotros marxistas [1] europeos reconocemos que en el passado, fuimos llevados poco a poco, a alejarnos de las raices religiosas de nuestra civilización.
El Joven Marxismo, el Marxismo-Amigo de Diós viene corrigiendo eso completamente y para siempre.
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Sin embargo, nuestra voluntad es hablar sin trampa. Ya que la religión es un asunto serio, ello implica que Diós pertenece a todos.
Para los Marxistas-Amigos de Diós parece fuera de lugar volver a los estúpidos “Diálogos Cristianos-Marxistas” en los cuales se juntaban los Clericales de Roma y los Librepensadores de Moscú. Al contrario, lanzamos el anatema contra esta clase de conciliábulos entre paganos endurecidos.
Del mismo modo, tampoco nos gusta aquella antigua chiquillada que consistía en oponer la “Iglesia Primitiva” purgante al cristianismo “Constantiniano” triunfante.
¿ Quien puede pretender desesperarnos insinuando que no hay otro combate justo que él de los vencidos ?... Replicamos :
¡ viva San Pablo ! y viva Constantino !
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¡ Creyentes de Europa occidental, entre los cuales los verdaderos ateos no constituyen más que una corriente !
El Paganismo Integro dominante resulta ser nuestro enemigo común.
Es el partido del Espiritualismo degenerado. Lo conocemos sobre todo bajo el nombre engañador de Laicidad.
El oscurantismo laico y pagano, el partido Anti-Diós, sólo se mantiene gracias a un puñado de “lobos rapaces”, las dos camarillas cómplices de Librepensadores y Clericales bien colocados.
El partido Anti-Diós es totalmente ajeno y hostil a la Masa popular ; ella, permanece visceralmente vinculada a la mentalidad religiosa de la Civilización.
Creyentes de Europa occidental, os toca ahora hacer vuetro exámen de conciencia.
¡ A vuestras almas, Ciudadanos !
¡ Creyentes de Europa occidental !
Llamamos vuestra atención sobre dos puntos :
I- Apareció la religión para civilizar el mundo. Sí, aquella fue su tarea en este bajo mundo, “en el siglo”, con vistas al más allá.
¿ A dónde, púes, quiere ir a parar la Laicidad pagana, mandándonos encerrar la Fé en el “sanctuario de la conciencia”, bajo pretexto de afianzar la tolerancia ?
¿ Fué aquel el ejemplo que nos dieron los profetas, los apóstoles, los doctores y los mártires ? ¡ No, por cierto ! ¿ A qué esta máscara “democrática” con la qué se cubren los malos pastores del Clericalismo ?
Acordáos de que no hablaba de otra manera el régimen Nazi, sea en Alemania o en otras partes. Declaraba Alfred Rosemberg, mandamás de Hitler :
“El partido Nazi respeta todas las conviciones religiosas ; confía la elección de la religión a la conciencia de cada unó”.
Y, haciendo eco, contestaron los apóstatas de la Iglesia Evangélica alemana, en nombre de un “cristianismo positivo” :
“Rematemos la distincción entre política y religión ; ¡ luchemos contra el abuso de la religión a fines políticos !”
Importa y urge que saquemos juntos, y a fondo, las lecciones de dicha experiencia.
II- Desde 150 años, la civilización está en crisis, y con ella, evidentemente también está en crisis la religión. Eso hay que mirarlo cara a cara. Nos domina la Barbarie y con ella nos domina el Paganismo.
Para los Creyentes, ¿ es este el momento para dormirse entre remilgos ritualistas de fariseos ?
Evidentemente, es cierto todo lo contrario.
¡ A vuestras almas, Ciudadanos !
¡ Creyentes de Europa occidental !
Europa occidental fue civilizada por la religión ; al volverse religiosa, espiritualista, a su vez dió un nuevo y poderoso impulso a la civilización del mundo.
¿ Como resumir la obra propia de Europa occidental en el civilizar al mundo por la religión ?
Eso se puede, citando a San Bonifacio y a Lutero.
• Con San Bonifacio, hacia el año 730, rompió definitivamente Europa occidental, a la vez con la Tradición primitiva materialista de los Celtas y de los Godos, y con el cristianismo Imperial “griego” de Constantinopla.
Entonces fue cuando, en Europa, alcanzó su pleno desarollo la religión profundamente enraizada en la masa popular. Entonces fue cuando se irguió el cristianismo “latino”, ilustrado por la asociación Papa-Emperador. El foco de aquel Catolicismo se localizó en la Europa occidental del Norte, y al hablar de cristianismo “latino”, sólo se refiere al idioma litúrgico y teológico que allí se adoptó.
Antes de Bonifacio, el cristianismo griego, que irradió desde Europa oriental, habia vuelto a encender la llama apagada de la religión de los Antiguos : aquel Helenismo exhausto de Grecia y Roma.
• Con Martin Lutero, hacia 1520 (800 años más tarde) llegó a conocer Europa occidental un nuevo y grandioso desarollo religioso, que llevó la civilización a su Moderna perfección.
Frente a la decadencia del Catolicismo Latino y al derrumbamiento del sistema Papa-Emperador, el Evangelismo de Lutero y Calvino iba rehabilitando hasta cierto punto, al viejo Helenismo. Pero, por otro lado – y en eso se diferencia la Reforma del Renacimiento – la Fé Moderna iniciada por el Evangelismo no se olvidaba de toda la riqueza espiritual acarreada por el cristianismo, tanto griego como latino.
Y, por eso, la religión Moderna, desde Lutero hasta Kant, al contrario de la religión del ciudadano-propietario de Atenas, llegó a ser la del propietario-ciudadano de Londres.
¡ Creyentes de Europa occidental !
Barremos todo el particularismo clerical.
Es más amplia la religión de Diós que todas las oficinas. Numerosos y diversos fueron los que participaron en la edificación de la religión civilizadora.
Existe una Tolerancia militante y fraternal, un Ecumenismo completamente distinto al del oscurantismo pagano de las “iglesias” actuales.
¡ A vuestras almas, Ciudadanos !
¡ Creyentes de Europa occidental !
La herencia sagrada que a todos nos es entregada es la de Diós civilizador ; sin que cada uno de nosotros se vea obligado a renegarse en su rica tradición, que nadie puede quitarnos, procuremos no achicar la herencia común. Por eso :
• En Europa mismo, no olvidemos el inmenso esfuerzo de los Antiguos invocando a Zeus, esfuerzo que pronto se vió reconocido por los Padres de la Iglesia de Oriente. Asimismo, no les permitamos a los miserables Clericales paganos que oculten y manchen aquel gran impulso Deista de Rousseau y Robespierre, en nombre del Ser Supremo, al que dejamos confundir con el innoble “culto de la Razón”.
• Luego, en la parte Oriental de Europa, recordemos la gloriosa época del cristianismo imperial, de Constantino-Teodosio-Justiniano. Entonces fue cuando el Padre Supremo sustituyó al Señor del Olimpo.
Aunque después llegó el ocaso, de ninguna manera se perdieron sus frutos, muy al contrario :
- Al liberar Antioquía y Alejandría, el Islam fue el primero en tomar el relevo del cristianismo imperial, a pesar de ser inconcientemente debidor de él.
- Poco después, al otro extremo del imperio, y encabezando a los “bárbaros” de Occidente, vino nuestro Catolicismo Latino, a cumplir la segunda parte de la tarea.
- Por fín, el antiguo cristianismo “griego”, al que tachamos injustamente de “Cismático” (Photius), no murió realmente. Nunca consiguió él Papa unirse con él, como tampoco se sometió al Califa : al contrario le esperaba una vida nueva, absolutamente civilizadora, como Iglesia Ortodoxa, para los Eslavos, por Bulgaria, Ucrania y Rusia.
• ¡ Por Diós ! No olvidemos de nuevo que hay más que Europa en el mundo. A partir de un foco muy alejado al de Grecia, el de China, ¿ no hablaron también de Diós, Confucio y Buda ?
De eso fueron muy concientes nuestros Jesuitas des siglo XVII, y por eso se ganaron una bronca por parte del Vaticano en la “Disputa de los Ritos”.
• Para terminar, sumamente importante es el problema de los Ateos. Queramos o no, nuestra época nos obliga a admitir que los verderos Ateos de la civilización, fueron auténticos creyentes sin saberlo. Inconcientemente contribuyeron a la purificación de la idea religiosa en cada período de crisis de la Fé.
No hay nada escandaloso en admitirlo, con tal de no confundir a aquellos Ateos con nuestros Librepensadores hipócritas o Cínicos provocadores.
Y además, ¿ no existieron, más peligrosos aún, retahílas de “sacerdotes de Corte”, mojigatos consagrados o a veces mitrados ? Y ¿ no llegó a ser tambaleada la Iglesia más violentemente por los Místicos exaltados de “derecha” que por los Ateos de “izquierda” ?
¡ Creyentes de Europa occidental !
Abracemos todo aquello y meditémoslo detenidamente, si queremos aceptar el reto del Paganismo Integro dominante, reto que es de hoy día y muy diferente de él de nuestros antepasados.
• Sí, es inaudito el desafío que nos toca aceptar, tan excepcional que muchos Creyentes pueden sentirse desconcertados y titubeantes.
En efecto, para cavar hasta las raices de la crisis de la Religión y de la Civilización que estamos viviendo, nos es preciso volver a pensar en el hombre que fuimos antes de descubrir a Diós. Relatan que San Martin, en el Morvan Galo, derrumbió un árbol sagrado, 345 años antes de que San Bonifacio (Winfrid) derrumbara el roble consagrado a Thor, en Hesse.
Nuestro tiempo de crisis general de la religión nos brinda la gran oportunidad de hacer justicia por fín a los Galos y los Sajones que fuimos. Era justo, y era para nuestro bien, que nos hicieron conocer a Diós con el necesario rigor. Pero, hoy día, es preciso aprender que aquellos “ídolos” que, durante siglos y más siglos habían sido nuestros, no constituyeron un despreciable apoyo espiritual, aunque éste fuera “materialista”.
Importa que el mundo religioso enfermo de hoy día, vuelva a descubrir la parte de verdad que poseía el antiguo mundo primitivo, del que procedemos también.
Para empezar – y ¡ esto no es poco ! – veremos las cosas más claras por fín, y sin necesidad de hablar más del tema, en la envenenada y lancinante “Cuestión Judía”.
¡ A vuestras almas, Ciudadanos !
¡ Creyentes !
En Europa occidental, toda la tradición religiosa, a la que debemos liberar de la opresión pagana, se fundamenta en el zócalo del cristianismo, en el sentido amplio de la palabra.
A fin de evocar aquella santa tradición en toda su extención, deseo traer a nuestra memoria, por fín, a dos combatientes de la fé de nuestro continente, que, separados uno del otre por 1400 años, por nosotros sufrieron :
Salvien de Marsella (445) y Félicité de Lamennais (1840).
Salvien de Marsella (390-470) sólo era cura. Sin embargo le llamaron “el dueño de los obispos”.
Salvien era contemporáneo de San Agustín. Es incierta la fecha de su muerte y puede que lo hayan asesinado...
Salvien escribió, entre otras cosas, “El Gobierno de Diós” (hacia 445). En dicho texto, aplaudió, con la mayor osadía, las “invasiones bárbaras”.
Cito :
“¡ Vergüenza sobre nosotros, pueblos romanos !
¡ Nos extrañamos de que en fuerza nos superen los bárbaros,
cuando en virtud nos superan !
¡ No fue la fuerza la que les trajo la victoria,
ni nuestra debilidad la que nos trajo la derrota !
No hay ciudad romana sin lugares de perdición.
No hay más ciudad sin vicio que las conquistadas por los bárbaros.
Convenzámonos todos de esta verdad :
Sólo nos venció nuestra moral descarriada”.
Félicité de Lamennais fue ordenado cura en 1816. Se sacrifió enteramente en el intento de tatjar el dominio del Paganismo Integral que se anunciaba.
A modo de agradecimiento fue denunciado y manchado por todas las potencias de la época : por Metternich, por Luis Felipe y por el Papa romano resuelto a imponer el Clericalismo Integral pagano. Murió perseguido y abandonado por todos, empezando por sus “hermanos” Ozanam y Lacordaire.
- 1832 : Encíclica “mirari os”, contra el periódico “l’Avenir” (“el Porvenir”) de Lamennais ;
- 1834 : Reincide el Papa, con “Singulari Nos” contra el libro “Paroles d’un Croyant” (“Palabras de un Creyente”) de Lamennais.
- 1840 : Luis Felipe, rey “muy cristiano” de los franceses, cita a Lamennais ante la Audiencia de lo Criminal ; le condenan a un año de prisión. En 1839, Lamennais publica “L’esclavage moderne” (“La esclavitud moderna”).
Cito :
“La libertad quiere ser conquistada, nunca se otorga voluntariamente. Los proletarios (los asalariados) son los que, ya que nada poseen, viven sólo de su trabajo. La mayor parte de los proletarios subsiste gracias a un trabajo corporal. Al proletariado le corresponde el sueldo, la retribución concedida por el capitalista.
El proletario tiene sobre el esclavo antiguo una inmensa ventaja, cuando se le considera abstractivamente : se pertenece a sí mismo. Pero la voluntad del proletario, exenta de apremios directos, se ve sumisa a una presion moral absoluta. La libertad del proletario es ficticia : su cuerpo no es esclavo pero lo es su voluntad. Las cadenas y los azotes de la esclavitud moderna, son el hambre.
El esclavo antiguo podía contar con comida, ropa, techo, cura en caso de enfermedad, y tenía la seguridad de no verse agobiado por el peso de un trabajo excesivo ; todo a causa del interés que tenía su dueño en conservarlo.
Al contrario, se puede inpunemente acumular sobre el proletario las fatigas más insoportables, y nunca puede estar seguro del mañana. Si sufre, ¿ a quién le importa ? Si llega a morir, ¿ quién lo sabe ? Otro le sucede : ¡ tan de prisa consigue el hambre colmar los sitíos vacíos !
La máxima de igualdad frente a la ley no es más que vana ficción, imaginada para engañar la conciencia pública. Al contrario, multitud de leyes proceden de un patente principio de desigualdad.
¡¿ Es un hombre el proletario ?!
¡ Pueblo, Pueblo, despierta ya ! Esclavos, ¡ levantáos, romped vuestros hierros ! ¿ Queréis que vuestros hijos digan un día : “Nuestros padres fueron más cobardes que los esclavos romanos ; es que, entre ellos no se halló a ningún Espártaco” ?
¡ Sí que hallaremos a uno, y sin duda a más !”
¡ A vuestras almas, Ciudadanos !
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Freddy Malot – octubre 1999
Gracias a Maria Cristina por su traducción del frances – abril 2008
San Bonifacio (v. 675-754) demuestra
la impotencia de los “Dioses” paganos.
Savonarole
(1452-1498) predicando a monjas
y al pueblo de florencia.
El Papa Alejandro VI (1431-1503).
El Reformador Martín Lutero (1483-1546).
Lutero mandando quemar las Decretales.
Juan Calvino (1509-1564).
Calvino negando la cena a los libertinos.
Manuel Kant (1724-1804) : la Religión perfecta.
Félicité de Lamennais (1782-1854), el último Papa verdadero.
¡ Desenmascarado está el Leviatán laico
disfrazado de paloma tolerante !
[1] Se trata aquí de los “Marxistas Nuevos” o “Marxistas-Amigos de Diós”.
Aquella fue la primera manera de expresar nuestra nueva mentalidad, hoy definida como “Realismo lúcido” teoricamente y “Comunismo-Anarquismo” praticamente. (véase Précisions à propos de notre référence au Marxisme : annexe du “Livret de l’Église Réaliste” (Precisiones a propósito de nuestra referencia al Marxismo : anexo a “La libreta de la Iglesia Realista”)) (nota del editor)
Nous vous rappelons que nous vivons en pays occupé :
"Les murs ont des oreilles...".
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